En el debate sobre la educación técnico-profesional (TP) y las opciones de desarrollo para los jóvenes chilenos, los programas de alternancia, como la estrategia dual, aparecen como una herramienta probada para la inserción laboral y crecimiento personal. Desde Fundación Chile Dual, queremos destacar el impacto positivo de estas iniciativas y cómo benefician tanto a los jóvenes como al desarrollo económico del país.
Un análisis reciente en que consultamos a más de 200 jóvenes que pasaron por programas de Alternancia Educativa, demuestra que etas experiencias no solo fortalecen su formación técnica, sino que también les otorgan habilidades sociolaborales esenciales. De los encuestados, un 95% afirmó que estos programas les ayudaron significativamente a llegar donde están hoy, demostrando cómo la combinación de aprendizaje teórico y práctico potencia sus capacidades y confianza para enfrentar los desafíos del mundo laboral. En la misma línea, un 93% declaró estar ocupado, bien trabajando o estudiando, o una combinación de ambas.
Una Ventaja Competitiva en el Mercado Laboral
La experiencia in situ que los jóvenes adquieren en empresas durante su etapa formativa es una ventaja competitiva clave. Entre quienes participaron en programas de alternancia (Formación Dual, Pasantías, Certificaciones y otros) el 87%% logró encontrar empleo en menos de seis meses tras egresar, mientras que más del 67% trabaja en áreas relacionadas con la especialidad que estudiaron. Estos resultados contrastan con los de jóvenes que carecen de experiencia práctica previa, quienes a menudo enfrentan mayores dificultades para integrarse al mercado laboral.
Nuestra experiencia en estos programas también muestra que la participación de estos programas no solo facilita la inserción laboral, sino que también preparan a los estudiantes para adaptarse a diversos contextos laborales . Los participantes adquieren competencias transversales como el trabajo en equipo, la comunicación efectiva y la resolución de problemas, habilidades que hoy son demandadas por las empresas en un cambiante mercado que favorece el componente de criterio humano, y que son también esenciales para su desarrollo profesional y personal.
Formación Continua: un trampolín estratégico
Otro aspecto destacado es que los programas de alternancia también promueven la continuidad de estudios, así lo demuestra el seguimiento a los egresados: un 67% de los jóvenes se encuentran cursando estudios superiores. Este dato evidencia que la formación TP no es un camino sin salida, sino un trampolín hacia nuevas oportunidades, como especializaciones, certificaciones adicionales o incluso carreras universitarias.
Sin embargo, es crucial avanzar en la articulación entre la educación TP y otras modalidades educativas. La posibilidad de que los estudiantes TP transiten hacia niveles superiores de formación, como magísteres o doctorados prácticos, es una práctica común en países desarrollados que Chile debería adoptar para fortalecer su sistema educativo y ampliar las oportunidades de desarrollo.
Un Llamado a Valorar y Fortalecer la Educación TP
El rol de los programas de alternancia, y especialmente los duales, en la formación TP no solo radica en preparar a los jóvenes para un oficio, sino también en formarlos como ciudadanos activos, responsables y preparados para enfrentar un mundo laboral cada vez más competitivo. Desde Fundación Chile Dual, creemos que una estrategia inteligente es promover estas iniciativas, actualizando los programas según las demandas del mercado y asegurando que los jóvenes cuenten con el apoyo necesario para aprovechar al máximo estas oportunidades.
Hacemos un llamado a las instituciones educativas, empresas y al Estado para que refuercen su compromiso con la educación TP y los programas de alternancia. Solo así podremos garantizar que más jóvenes tengan acceso a una formación integral que les permita construir un futuro prometedor y contribuir al progreso del país.